Pirotecnia Pablo regresó a los fuegos grandes de Gijón con ilusión, tras disparar este espectáculo por última vez en 1999. Un renovado diseño ideado para la ocasión iluminó el cielo durante más de 22 minutos en los que los gijoneses y visitantes pudieron disfrutar de numerosos y variados efectos y que terminó tiñiendo el cielo en rojo y blanco para remarcar la identidad gijonesa.

Esta empresa asturiana no para. Es en estos meses de verano cuando más solicitados están, toda fiesta de nivel lleva algo de pirotecnia. Es la vida del pirotécnico. Si bien el día 13 tenían un gran disparo en A Coruña, el 14 actuaron en Gijón. Un gran reto y una labor de organización de personas y medios, pues a parte de estos disparos de gran formato, en estas mismas fechas tenían otros tantos espectáculos por el territorio español que requieren de al menos una persona y un vehículo. Pero José y el resto de su equipo trabajaron para sacar adelante todos los disparos.

Terminó el castillo de A coruña y fue el momento de recoger equipos de disparo y partir a Gijón. Otro gran día de trabajo esperaba, la herramienta ya estaba colocada y prácticamente cargada, a falta de conectar líneas. La lluvia del norte volvió a acompañar durante la jornada, lo cual ralentizó las labores. Esta vez fueron 5 puntos de disparo repartidos por el cerro de Santa Catalina.

"Hemos decidido montar el espectáculo de forma diferente a lo que hasta ahora se hacía aquí. De esta forma hemos conseguido un frente de fuego de 140 metros que se verá desde la zona donde más público se coloca, la del puerto. Por otra parte desde la playa de San Lorenzo seguirán viendo los 40 metros de fachada que se conseguían antes”

afirmó José Manuel Fernández de la Villa responsable de Pirotecnia Pablo.

Lo último en colocarse fue el fuego digital que abriría el espectáculo, de la mano de Kiko. El castillo estaba montado con equipos PyroDigit, unos encargados de la parte principal del fuego y otros para la parte digital con módulos microslave. También otros equipos via rádio fueron preparados para actuar en caso de problemas con el sistema principal, lo que denota que todo estaba perfectamente pensado para asegurar un gran espectáculo. Los números aproximados dicen que se quemaron 1.100 kilos de pólvora, en 55 secciones, disparándose 172 efectos diferentes, con un total de 3.500 artificios y 790 órdenes de disparo comandadas desde las unidades master

Símbolos de Gijón con fuegos de la tierra

La lluvia dio tregua al final de la jornada, pero la elevada humedad y una niebla alta no fueron grandes aliados de esta empresa a la hora del disparo. Minutos antes de la medianoche las calles estaban repletas de un público ansioso de espectáculo, y así fue, tras los tres truenos de aviso, Pirotecnia Pablo volvió a iluminar el cielo en la noche grande de Gijón.

Los cangueses comenzaron el disparo concebido en torno al Bicentenario de la muerte de Gaspar Melchor de Jovellanos con geométricas que dibujaron en el cielo las letras G y J en representación de Gijón y del ilustre gijonés en color rojo. Siguió con fuego digital en colores de gijón, rojo y blanco, con progresivos, abanicos, pavos reales y acompañado por encima con más letras. Esta introducción simbólica de colores continuó con corazones rojos y carcasas de intermitencia blanca. Las geométricas permanecieron en la siguiente sección con margaritas y saturnos. Mas tarde hubo cocos de cracker. Fueron las cajas chinas en frente desde 5 puntos las que acompañaron un goteo de grandes carcasas (la última de sauce con puntas de colores fue la más destacada).

La siguiente composición fue de peces y hojas de caída lenta en dos alturas. Las multicolores llegaron precedidas de una caja china de abanicos con meteóros de colores. En monocromo blanco volvieron a surgir piezas con efecto de magnolia que se retorcían acompañadas por debajo con crosettes. El siguiente conjunto fue en fachada a 2 alturas y en color fucsia y amarillo con candelas disparadas a tiempos a un lado en un color y al opuesto con el otro, al igual que en el cielo con peonías de ambos colores.

El kamuro apareció combinado con intermitente blanco en fachada con un gran pavo real de este efecto. La sección evolucionó a intermitente blanco y terminó con un gran arrebato (que contó con flocados de este fecto muy luminosos) creando una gran cascada blanca.

Hubo bicolores malva verde en dos alturas acompañadas con cajas chinas con este mismo efecto. Disparó posteriormente piezas con el nuevo efecto de seta o medusa. No faltaron las escalas de truenos y relámpagos de colores. El sauce con punta verde fue en fachada a dos alturas y terminó en arrebato de brillante kamuro. Las colas de caballo de gran caída (apenas fueron visibles por la niebla) las disparó tras cajas chinas de abanico con efecto de cracker.

De nuevo se vió el kamuro en una gran fachada a 3 alturas con pavos reales en el pie y carcasas con tronco, aunque fue mas tarde cuando arrebató por última vez con este efecto. Entre ambas apariciones de este brillante kamuro disparó crosettes de colores tambien en fachada a varias alturas.

Por último llegaron los prefinales multicolores, en los que siempre con pie a base de cajas multiefecto fue ganando mas y mas fuerza llenando el gran frente de fuego hasta llegar a la apoteosis. Varios abanicos de espigas blancas cubrieron el ascenso del bombardeo seguido de una infernal salida de silbatos desde 3 puntos, primero inclinados en V y luego en vertical para despedir con una gran explosión rojiblanca tras las que quedaron tras la niebla y el humo de nuevo en el cielo las letras con las que minutos atrás Pirotecnia Pablo había decidido abrir el espectáculo, la G y la J.

A continuación video del espectáculo completo y galería fotográfica con algunos momentos del montaje y disparo.

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