Vicente Caballer - Mascletà Borboto 2012

Valoración del Usuario:  / 1

Detalles

Creado en Domingo, 23 Septiembre 2012 20:29

Escrito por Pablo Navarro - pabnaca @ pirofan.com

Borbotó es una pequeña pedanía cercana a Valencia, enclavada en la huerta. Es Junto con Carpesa uno de los pocos núcleos urbanos que quedan rodeados únicamente de cultivos. Hablamos de un lugar en el que, gracias a su reducido tamaño las tradiciones se mantienen con facilidad, y dada su proximidad con localidades como Moncada o Godella (cuna de pirotécnicos) hay una gran tradición “mascletera”.

Todos los años en sus fiestas patronales, hacia finales de Septiembre, se disparan cuatro fenomenales mascletás, de las cuales nos atañe en esta crónica la última, que es a la que hemos podido asistir, y que suele ser generalmente la de mayor tamaño. Es de agradecer, y aun más en los tiempos actuales de crisis económica que aun queden sitios en los que se apueste por la pirotecnia, y con disparos de dimensiones más grandes que de lo habitual.

La empresa encargada de efectuar la dispará fue Vicente Caballer S.A, que “montó y quemó” una fenomenal mascletá, y además siguiendo y haciendo gala de su inconfundible estilo: Solemne, clásico y sin apresuramientos. Además hay que decir que la calidad de los truenos (de fabricación propia) era formidable, pegaban con un tronar potente y grave, y para nada seco, lo cual es difícil de conseguir en espacios abiertos (lo de los truenos es un detalle algo elemental, pero vale la pena fijarse sobre todo en la manera de trabajarlos de esta empresa).

La dispará se inició de menor a mayor con efectos de crácker y truenos, y enseguida hizo aparición una sobria coreografía digital de pitos, serpentinas y los fenomenales truenos de aviso. Se dibujaron frisos, golpes de truenos, y sin más preámbulos el disparo tomó otra vez su forma clásica para ganar intensidad, con humos de colores, silbadoras, serpentinas, y un intenso goteo de truenos. Es decir, una combinación de lo que es una mascletá de toda la vida y una parte digitalizada, pero sin estridencias, de manera que el fluir del fuego se pudiese leer continuo y creciente.

Así que la realización terrestre comenzó, y lo hizo sin marcaje de manera que el fuego aéreo automáticamente pasó a ser un acompañamiento de candelas de silbadoras y serpentinas.  Toda esta parte iba bien rellena de rastres, de grupos de truenos y de descargas. Y de retención en retención, acercándose al público iba ganando en intensidad. Comenzaron entonces a prenderse los ramales del terremoto, que iba traqueado, y el público por muy extraño que pueda parecer (fuera de Valencia, claro) se comenzó a mover hacia el terremoto (que por otra parte fue potentísimo). No hay que perder de vista que estamos en un lugar en el que el fuego está arraigado, y vivirlo de cerca es algo totalmente asumido y sí, necesario.

Tras este final en tierra, se alzó un gran bombardeo de tipo clásico que sin prisas fue engrosándose. Y creció hasta convertirse de manera “mágica” en unas pasadas muy potentes de truenos digitales, que el público vivió con emoción. Solo faltaba poner el punto y final a la dispará ¿y cómo? Con la solución idónea: Un par de golpes de truenos, con el segundo más potente que el primero, ambos certeros y redondos. Una bonita experiencia que sin duda y dada la ilusión que Borbotó pone en el tema, se volverá a repetir el año que viene.

Agradecimientos:

Pirotecnia Vicente Caballer

A continuación pequeña galería del espectáculo.

Vista Panorámica de la mascletá

Artículos Relacionados